domingo, 26 de abril de 2009

cumbia para los olvidados


Es como si de lejos me infartara verme a la luz. Con luz y sin reflejos. Con penumbra y con una cuerda que me dice “tate quieta o te matamos”.
Estoy cansada de verme, no me he tocado. Algún día -esto que me sabe a cuadrado- puede repuntar y fingir ser un rombo y, en una explosión, llegar a círculo esquizofrénico, a circulo con pasado.
Pasado de vena, de recoveco.
Si ya nada tiene mucho sentido, entonces, ¿por qué no llorar?
Porque-me respondo enseguida- no me gusta escribir cosas y después pujarlas y que no salgan
Y no es eso de no poder escribir mentiras, porque ellas me salen como conejos de mi sombrero a diario.
Y me repito “no debes seguir gastando tus hora en porquerías, ni en pocas horas de sueño.
Debes dejar de fingir que de a poco se pasa el cansancio. En algún momento se debe dormir y soñar sin recordarlo. Porque es muy doloroso andar por la vida sintiendo que eso que se soñó no debería cumplirse, porque entonces estaríamos jodidos, nos creeríamos para siempre que somos iluminados. Aunque sea una broma estúpida o un echo incierto. Excluyamos de esos sueños incorrectos el volar. Ya sabemos que no se puede.
No sé, debo estar un poco cansada. Pero no de cuerpo-menos de mente-ya sé, aburrida. Me desdigo de lo de cansada, eso es de señoritas. Estoy que corto las huinchas por saber si en una de esas me llama la atención algo más que una teleserie.
Claro, no es nada fácil andar por la vida con las cosas no resueltas. Mucho más difícil es ir con las cosas bajo las rodillas. Como tirarse en el pasto, mirar al cielo y concluir que uno esta vivo, y sangra, y se arrepiente, y se castiga y concluye que todo está atravesado por pequeñas gotas de agua y fragancias fantásticas que oscilan entre el huele bien y el huele mal por el salto absurdo de un idiota en tu cabeza que te dice: esto sí, esto NO.
No tengo manera de poner las cosas por escrito, yo sólo me arrebato. Me cuesta quedarme dormida y entonces prendo la luz, me desvisto de sábanas, prendo un poco de música y murmuro con mi lápiz.

jueves, 2 de abril de 2009

wikipedia


La vida no coagula, la vida no se posa a un lado cortando el paso. No descansa la vida, no se hace costra, no cicatriza nunca. De vez en cuando apura el paso y se desborda, a veces parece sequía en el campo, pero la vida no puede coagular, no tiene reposo, no conoce la hemostasia la vida.

No merece un te estimo, porque no coagula y no se arriesga a desangrarse por un te extraño. Se podría dejar comer por un odio parido, por una fobia a la muerte, por miles de arrebatos a grito pelado. Pero tus finuras, tus lamentos y tus pocas ganas de agarrarte a combos no le sirven para nada.

No coagula pero camina la vida. Como corre necesita te amo, necesita sudor y saliva que pegue en los labios, en todos los labios. Y no cree en los para siempre-la vida-porque no se queda impávida sonriendo bostezos y declaraciones de amor eterno.


Nunca hay futuro en la vida y tampoco se puede enfrascar el momento oportuno, esos son análisis que se hacen después. Menos aún le es posible admitir cordialidad, pues no quiere empates; quiere un fracasado, quiere una violencia inesperada, quiere gente en pelota que obligue a callar.

La vida no coagula, nunca repara, sigue siendo refalín de dolor, de rabia, de miedo, de absurdo, de carcajada, de flecha rellena de placer corriente y vulgar.

No puede sostenerse en seco, puede perder un diente y el equilibrio en una conversación predecible o en una señal de costumbre programada.

Ella revienta, ella necesita el pasionar de una declaración llena de verdades requisitas para despertarse en las mañanas, no para vencerse en las tardes, sí para soñar en frágil y fingir la muerte para no claudicar.
Porque la vida cuando coagula, se muere de una trombosis.