domingo, 4 de julio de 2010

Mi corazón es canalla, se silencia demasiado, me chasconea poco y se resbala muy de vez en cuando.
Habla mal y se entrampa en una cabeza demasiado proactiva que le da el dato de su régimen a cuánto órgano se le tire encima.
No pasa una semana y mi corazón, flojo de mierda, se cansa y empieza a ver espinillas, comentarios idiotas y futuros nauseabundos, excusas que chilla para dejarme ir.