Hemos sido responsables, hemos llenado cada uno de tus formularios.
Mi consuelo es saberte viejo y resignado. Incapaz de haber sentido el vértigo de amar.
Yo a mis hijos los venero, tomamos la sal de los parabrisas y la mordemos para endulzarla con mi mujer.
En cambio tú Juan, te llenas la boca de amargura eterna, obligando los soldados a comernos vivos