Sumergirme y consolar los dos espacios que habitan en mi boca.
Grupúsculos semi vacíos que alegan demandas completamente diferentes.
Subverso de lo escandaloso que resulta para mi orgullo amarte.
Refrán popularmente recitado el que construye armas nucleares en tu contra: siempre tan compuesto, tan sabio, tan ajeno y tan burda yo, tan de pueblo, tan mimada, oscura, tan mala.
Respiro, trago saliva, me raspo el labio señalando los 20 pasos que me quedan y el abismo.
Entonces los dos saben que los diplomas amarillan y así son capaces de contradecirme, haciendo que un tercero entre en competencia: EL PORVENIR. Uno que ya sabe demasiado, que termina todas las noches encima de una tarima, bailando con un cuerpo masculino, vestido como una altísima mujer.