Sabía rabiosamente que en algún momento tergiversaría lo que estaba mirando y se refrescaría con la montaña nevada.
Ver Santiago en HD, jugar con el movimiento de los párpados y la buenaventura de decir que sí durante 10 minutos.
No era de mañana, ya habían pasado unas cuantas horas, tenía la boquita salada de tanto lagrimón. Por la espalda un calor suave, de frente un ventarrón.